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miércoles, 24 de agosto de 2011

Mirada a fondo al Samsung Galaxy S II, el Android que superó al iPhone


El nuevo smartphone bandera de Samsung, el Galaxy S II, ha sido un éxito arrollador en todos los territorios donde ha salido a la venta, y es fácil ver por qué. En sus primeros 55 días este aparato movió 3 millones de unidades, lo que equivale a 38 cada minuto. Ese éxito está bien merecido, pues el celular que evaluamos durante las últimas tres semanas es uno de los aparatos más completos que hemos probado hasta el momento.
Cuando llegó a las oficinas de ENTER.CO, el S II causó de inmediato un furor por su aspecto físico. No solo es un aparato precioso, también es un poco controversial. Como lo mencioné en mis impresiones iniciales, este teléfono es sospechosamente parecido al iPhone. A pesar de que Android, el sistema operativo del aparato, usa tres botones para navegar el software (‘atrás’, ‘menú’ y ‘home’ o pantalla de inicio) el fabricante eligió dejar solo ‘home’ en forma física y en el centro de la parte inferior del dispositivo. Para algunos es una copia, para otros es apenas algo natural, pero para todos al final del día poco debe importar, porque en lo demás el S II es un celular único.

Sus medidas y su rostro hacen del S II el supermodelo de los celulares.

Lo primero que uno nota del S II apenas lo ve es su enorme pantalla en comparación con otros smartphones en el mercado latinoamericano. Este dispositivo tiene 4,3 pulgadas de superficie táctil, lo que hace que su tamaño sea un poco intimidante. Por fortuna, al tomarlo en la mano el miedo comienza a evaporarse, pues aunque es muy ancho tiene el grueso de un lápiz (8,5 milímetros) y un peso inferior al de teléfonos mucho más pequeños (apenas 116 gramos).
Su delgadez hace que sea fácil meterlo y sacarlo de hasta el jean más apretado y su peso permite llevarlo en el bolsillo interior de una chaqueta o camisa sin que incomode. Es más, a duras penas se siente y por ello este teléfono, a pesar de lucir tan grande, termina siendo más portátil que equipos mucho más pequeños. Esta combinación de una amplia superficie táctil y un equipo liviano y delgado hace que el S II se sienta como el matrimonio perfecto entre un tablet y un celular, pues uno puede consumir contenido en una pantalla con un tamaño muy agradable, sin sacarse los ojos, y sin sacrificar portabilidad que solo ofrece un celular.
La pantalla es el protagonista del diseño del celular, pero no es lo único que uno nota. El Galaxy S II está hecho de un plástico resistente, de buena calidad y poco ostentoso. A los lados del controversial botón de ‘home’ hay dos botones capacitivos para ‘atrás’ y ‘menú’, algo que molestará a quienes prefieran los botones reales. Por otro lado, en los bordes del aparato están los botones de volumen y el de encendido, pero lastimosamente no hay uno dedicado a la cámara.
El único puerto que tiene es uno micro USB que se encuentra en la parte inferior. Esto es una ventaja, ya que la mayoría de los fabricantes están usando este puerto para sus aparatos, y por lo tanto es compatible muchos de los cargadores de otras marcas, como Sony Ericsson o BlackBerry. Lastimosamente no hay un puerto HDMI, algo que es muy desafortunado si se consideran las enormes capacidades multimedia que tiene el equipo.
El S II en todo momento se siente sólido y está muy bien ensamblado, y por ello no se siente barato a pesar de su peso. Su parte de atrás es de un plástico delgado que no es de la mejor calidad pero tiene una textura con pequeños relieves que hacen sentir y lucir al aparato más lujoso sin llamar mucho la atención.
Esta tapa también es removible y deja ver la batería, el puerto de micro SD y la ranura para la tarjeta SIM. Una decisión que me pareció bastante extraña es que se puede remplazar la SIM sin quitar la batería, pero la micro SD sí exige ese cambio. En mi experiencia uno saca más la micro SD que la SIM, y estar quitando la tapa no es lo más divertido del mundo.
Al sacarla de su puesto es evidente su pobre calidad, pero cuando se encuentra ajustada al aparato lo hace ver y sentir muy bien. Sería el único defecto en el diseño si no fuera por la ausencia de una luz LED que alerte sobre mensajes, llamadas perdidas y otras notificaciones sin tener que agarrar el celular y encender la pantalla para revisar.

Una pantalla que hipnotiza y unas tripas que descrestan.

Además de su figura sensual, el S II se caracteriza sobre todo por su pantalla con tecnología Super AMOLED. A pesar de que tiene una resolución de apenas 480 x 800 (inferior al iPhone 4 y otros competidores), la imagen es la mejor que hayamos visto en un dispositivo móvil. Ningún celular que hayamos visto o probado hasta ahora ofrece una combinación tan idónea de nitidez, color, tiempo de respuesta, claridad, ángulos de visión y visibilidad bajo el sol. Como una obra maestra de un gran pintor, en realidad la única forma de apreciar su verdadera belleza es verla en persona.
Ese rostro espectacular es complementado por una belleza interior que en este momento no tiene igual en el mercado. El S II viene supercargado con poder de cómputo, y no estoy exagerando. Esta bestia incluye un procesador de 1,2 GHz con doble núcleo, 1 GB completo de RAM, y viene con todos los gallos que uno espera en un celular de la gama más alta: GPS, Bluetooth, acelerómetro, giroscopio, Wi-Fi y además 16 GB de capacidad (por ahora, en otros países hay versión de 32 GB), que es expandible vía la ranura micro SD ya mencionada. Para rematar, el hardware es complementado por la versión más actual de Android, la 2,3 o Gingerbread.
Como era de esperarse, este coctel tecnológico resulta en una velocidad explosiva. Este teléfono lleva la navegación móvil y el uso de aplicaciones a los niveles con los que otros fabricantes sueñan. Perderse en la Red usando un Galaxy S II es un verdadero deleite y todo funciona con rapidez y sin tropiezos. Escribir en la pantalla o seleccionar un hipervínculo son ejercicios libres de traumas, nunca hay que sufrir porque el teléfono no capta con precisión los toques en la pantalla. Quienes consideran que la respuesta táctil de Apple no tiene competencia tendrán que repensar su posición.
Lo mismo se puede decir de sus aplicaciones, las cuales son una delicia de manipular gracias a la enorme superficie táctil y a que la imagen es tan nítida. Además, como es un teléfono Android y no un tablet, tiene un ecosistema de aplicaciones gigantesco que tiene poco o nada que envidiarle al de iOS. En pocas palabras, Android nunca se ha visto mejor que como luce y se comporta en el S II. Es tal la diferencia, que mientras he estado probando esta joya de aparato dejé mi Xoom –un tablet con la versión 3.0 de Android, llamada Honeycomb– a la merced de mis parientes.
El único lunar que encontrarán los más ávidos amantes del hombrecito verde de Google es que el sistema operativo viene con una capa de TouchWiz, la interfaz propietaria de Samsung que unos odian, otros aman y que para la mayoría ni quita ni pone. Si usted es de aquellos que quisieran una experiencia Android desde ceros, tiene la famosa opción de ‘rootear’, algo que le da libertad absoluta sobre el aparato al usuario, pero que invalida la garantía del teléfono.

Y, para rematar, es igual de bueno para fotos, video y llamadas.

El S II no se quedó corto en dos de los aspectos más importantes de un smartphone: multimedia y, por supuesto, llamadas. Este aparato dejará contento a cualquier usuario casual que quiera reemplazar su cámara digital con la de un teléfono y quienes tengan miles de minutos en su plan celular se los gozarán como nunca antes.
Este verdadero fierro viene con una cámara de 8 megapíxeles (también tiene una delantera de 2 megapíxeles para video conferencia) y las fotos que toman son preciosas. No son lo que uno encuentra en una cámara independiente que tenga los mismos 8 megapíxeles, pero son algunas de las mejores fotos que hemos visto en un celular, junto con las del iPhone 4 y las del Nokia N8. En lo que sí se separa de la manada es en su capacidad de grabar y reproducir video en 1080p, pues la mayoría de los aparatos en el mercado actual solo manejan 720p.
Precisamente por eso duele tanto que Samsung no haya incluido un puerto HDMI o al menos micro HDMI, aunque sí es posible sacar imágenes y video del celular a otras pantallas usando un adaptador que venden por aparte. También hace mucha falta un botón fijo para tomar fotos y grabar video, pues usar la pantalla táctil es incómodo y tiende a causar inestabilidad en el pulso justo cuando se necesita estar firme.
En cuanto a llamadas, este celular de nuevo dejará muy satisfecha a la mayoría de las personas. La señal que agarra el teléfono tiende a ser muy buena, aunque a veces se cae como pasa con todos los celulares (algo que tiende ser más culpa del operador que del aparato, pero esa discusión queda para otro día). Conversar usando este aparato es un deleite total, pues se escucha la voz con una claridad impresionante, incluso en ambientes ruidosos y agitados, como en la calle o en una rumba.

La batería es su talón de Aquiles, y su precio reduce el encanto.

Con un dispositivo tan complejo como los smartphones modernos es difícil que no haya al menos una falla notable, y el S II no es la excepción. Este teléfono es ideal en prácticamente todos los aspectos excepto en uno: duración de batería. Como era de esperarse, con 4,3 pulgadas de pantalla y un procesador de doble núcleo este teléfono no es el más apropiado para quienes están lejos de su computador o de un enchufe por mucho tiempo. Puede que esto sea un problema con muchos de los smartphones más ambiciosos del mercado, pero no por ello deja de molesto.
Si se usa al máximo ­–es decir con 3G, GPS, aplicaciones transmitiendo datos, sincronización constante y un brillo de pantalla mayor del 50%– el S II no dura 6 horas sin necesitar una recarga. Sin embargo, si el usuario es menos exigente y más recursivo, es posible hacer que este dolor de cabeza sea manejable. En mi caso particular logré que durara la pila todo el día, pero usando 2G en lugar de 3G y agarrándome de la red Wi-Fi de mi oficina y casa para descargar de datos. También apagaba el Bluetooth y el GPS y dejaba el brillo a 30% o menos (el tema del brillo en realidad no es un problema porque la pantalla Super AMOLED compensa).
Si eso le suena como demasiado trabajo para un celular –como le pasó a un amigo mío que compró el S II–, existe una opción que automatiza el proceso. Se trata de la aplicación Tasker, la cual puede ser usada para que, echando mano del GPS, configure el teléfono de acuerdo con dónde está el usuario. Esto hace que economizar batería sea algo que ocurre automáticamente en el aparato y le permite al usuario despreocuparse al tiempo que aprovecha su teléfono de la manera más óptima.
El otro problema que tendrán muchos de los interesados en este aparato es su precio. Por ahora solo está disponible en Movistar (aunque llegará a otros operadores para principios de septiembre) y arranca en 999.900 pesos (562 dólares). También se puede conseguir ‘desbloqueado’ en Internet por entre 600 y 800 dólares.
Es una suma difícil de digerir para cualquier persona excepto para los más ricos, pero la buena noticia es que vale cada centavo. El S II no solo es el mejor celular Android, incluso supera al iPhone en prácticamente todos los aspectos y por lo tanto es de los pocos celulares que ameritan una inversión así de importante. Además, con sus tripas de lujo es probable que durante un par de años no tendrá problemas de rendimiento con nuevo software.

Conclusión:

Mi experiencia con el Samsung Galaxy S II ha sido como encontrarme con un gran amor. Desde el primer momento en que conocí el dispositivo me quedó claro que era algo especial, algo que se distinguía sobre todo lo demás que había conocido. Su figura esbelta, su peso de pluma y su pantalla son capaces de inducir el amor a primera vista, pero como suele pasar en las relaciones, una vez pasó el asombro estético comenzaron a surgir dudas de fondo. Por fortuna, su belleza interior desmotró estar a la par de la exterior y ahora, después de casi tres semanas con este dispositivo, el veredicto es sencillo: este no solo es el mejor teléfono Android, puede llegar a ser el mejor smartphone del mercado, y punto.

Lo bueno:

  • Pantalla Super AMLOED de 4,3 pulgadas que asombra.
  • Desempeño impresionante gracias a un hardware bestial.
  • Aspecto y ensamblaje de lujo.
  • Tremenda cámara de 8 megapíxeles capaz de grabar en 1080p.
  • Peso y grosor sin precedentes para un smartphone de tan alto rendimiento.
  • Versión más reciente de Android (Gingerbread).
  • Excelente calidad de llamadas.

Lo malo:

  • Carece de botón dedicado para la cámara y de una luz LED de notificación.
  • Requiere un accesorio que se vende por aparte para sacar imagen por HDMI.
  • Aunque el precio es justo, sigue siendo alto.
  • La duración de la batería hará sufrir a más de uno.

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